Venus es el planeta más cercano a la Tierra, y es por eso
que muchas veces lo podemos apreciar en el cielo como una estrella muy
luminosa. Es más, por su tamaño y distancia del Sol es muy parecido al nuestro;
incluso durante muchos años se pensó que en él podría existir tanta vida como
en la Tierra. Se ha comprobado que la temperatura de su superficie llega a los
460°C, producto de su atmósfera, que es muy densa. La luz del Sol puede
atravesarla y calentar su superficie, pero el calor no es capaz de escapar a
través de la atmósfera, quedando siempre atrapado. Esto es lo que denominamos
efecto invernadero.
La superficie de este pequeño planeta no se ha podido
observar claramente, ya que siempre a su alrededor hay una densa capa de nubes.
Sin embargo, sabemos que tiene montañas más altas que el propio Monte Everest y
posee grandes depresiones que hacen suponer que antiguamente hubo agua en él.
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